23.10.09

19.10.09

Es una cama pequeña, así que una sola persona es suficiente para ocupar casi todo el colchón.
Hace unos días me tumbaba en la cama, estiraba los brazos, daba unas cuantas vueltas y al cabo de unos minutos me dormía.
Estos últimos tres días he compartido mi pequeña cama con ella. Como era un lugar estrecho no podía estirar mucho los brazos ni dar muchas vueltas como hago normalmente. La verdad, lo prefiero así. Prefiero sentir su respiración en mi nuca. Prefiero quedarme dormido oliendo su pelo.
Ahora ya no está, la cama vuelve a ser solo para mí. Aún así cuando me duermo me quedo pegado al filo del colchón, respetando el espacio en el que ella dormía, como si todavía estuviese allí.
Echo de menos entrar a la habitación cogido de su mano o salir del baño y verla en la cama tapadita y con cara de sueño.
Cuando se fue dejó abierto el armario en el que temporalmente había dejado su ropa.
No sé por qué, pero todavía no lo he cerrado.