8.10.09

Mi habitación de la residencia de estudiantes tiene dos ventanas, y las dos dan al mismo sitio. Un patio interior de paredes ocres al que dan las puertas y ventanas de las otras habitaciones y con algunas macetas pegadas a la pared para hacer más acogedor el espacio. El problema es que entra muy poca luz. Al señor Sol le tienen prohibida la entrada a este local.
Por la mañana parece que es por la tarde y por la tarde no eres capaz de distinguir si está nublado o luce un sol espléndido.
En mi casa de Almería estoy acostumbrado a que la luz del sol se pasee por ella plácidamente.
En la residencia, sin embargo, hay que tener encendidos los tubos alógenos que dan esa luz azulada tan poco cálida.
Aquí, en San Carlos, si quieres que el señor Sol te visite todas las mañanas tienes que pagar más.
No se alarmen, él no tiene la culpa.